Primeros pasos para un mundo mejor
Las crisis emocionales en personas con síndrome de Down son reacciones intensas y desproporcionadas ante situaciones que generan frustración, confusión o malestar emocional. Aunque similares a las que cualquier persona puede experimentar, están influenciadas por particularidades del síndrome, como dificultades en la comunicación, mayor sensibilidad emocional, rigidez en las rutinas y limitaciones en la autorregulación. Estas características afectan cómo enfrentan el estrés, requiriendo estrategias específicas de apoyo y comprensión.
Abordar una crisis emocional en un niño con síndrome de Down requiere paciencia, empatía y estrategias adaptadas a sus necesidades. Primero, es fundamental mantener la calma, ofrecer un espacio seguro y validar sus emociones para reducir su estrés. Facilitar la comunicación mediante gestos, pictogramas o palabras sencillas ayuda a que exprese lo que siente. Una vez calmado, es importante analizar el desencadenante (frustración, cambios o sobrecarga) y reforzar rutinas o herramientas emocionales para prevenir futuras crisis.
Evitar crisis emocionales en niños con síndrome de Down implica crear un entorno estable y predecible. Mantén rutinas claras y comunica cambios con antelación usando apoyos visuales. Fomenta la comunicación para que puedan expresar sus necesidades y emociones, y reduce estímulos que puedan sobrecargarlos. Refuerza su autoestima con elogios y tareas adaptadas a su nivel. Proporciona espacios tranquilos donde puedan relajarse y promueve actividades que desarrollen habilidades emocionales.
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